Yo seré quien ponga las reglas... y tú quien se las salte...
Y con tanto y con tan poco, se hizo grande la ilusión. Se acercaron las distancias. Dejamos clara la intención. Que la primera calada sabe mejor si enciendes el cigarro con una cerilla, y los besos, los disfrutas más cuando son cortos, escasos y a escondidas. Es ley de vida, o por lo menos, la ley de mi vida. Esperando en la parte de atrás a que tú digas venga, para poder decir vale; saltándome los días de dos en dos porque pesan demasiado y el fin de semana nunca llega; aprendiendo, otra vez que no encaja en tu vida, ni en la mía. Y hoy es Domingo, y llueve en Madrid. Tengo miles de palabras atragantadas en la garganta que ni pienso escupir, ni dejar que me ahoguen. Puedo quererte los días pares y tú a mí los impares. Yo seré quien ponga las normas y tú quien se las salte.
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