Tratamos de que no se nos note, bien por miedo, por vergüenza o por que quizás seamos rechazados.
Lo cierto es que aún vivimos en una sociedad donde el color de la piel, es mucho mas importante que el color de los ojos, y mientras esta filosofía perdure, seguiremos manteniendo esa mascara que en cierto modo nos protege de nosotros mismos.
No le tememos a el que dirán, o a lo que la gente pueda pensar. Tenemos miedo de nosotros mismos, del propio juicio moral que nosotros nos apliquemos. Esa es la verdadera razón por la cual usamos la máscara, porque en realidad nos coaccionamos a nosotros mismos impidiéndonos dejarnos llevar cuando mas lo queremos o lo necesitamos, no dejándonos abrir los brazos al cielo y sentir el aire en la cara, poniéndonos límites a la hora de querer a alguien, a la hora de decir te quiero.
Sí, esa mascara te ayuda durante un tiempo, pero no puedes ocultar lo que sientes eternamente. No se puede ignorar algo que es necesario para la propia existencia, y aunque la lleves siempre puesta, se dice que los ojos son el espejo del alma, de tal modo que por mucho que trates de ocultar, siempre dejas abierta una puerta a los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario